MAR DEL PLATA

150 AÑOS

Nuevos rumbos

Por Alicia Cristina Brunkorst (*)

 

               Apenas asoman las primeras luces del alba, el gallo canta en el gallinero anunciando un nuevo día y ella ya está levantada, trajinando en la cocina. Su cabello blanco como la nieve que caía en los cerros allá lejos en su terruño, recogido en un prolijo rodete. El largo batón oscuro cubierto con un delantal, las medias negras con el luto que aún guarda por la muerte de sus seres queridos. Lentamente prepara el mate, criolla costumbre que adoptó ni bien llegó a esta nueva tierra que la recibió con los brazos abiertos.

              En sus oídos aún resuenan los balidos de las cabras retozando en el prado que rodeaba su hogar, allá lejos, en la aldea andaluza que la vio nacer. Los alegres gritos de sus hermanos llamándola para jugar y ella mirándolos desde la ventana con una sonrisa. Al ser la hermana mayor, debía ocuparse de las tareas domésticas mientras sus padres labraban la tierra bajo el sol.

               Pasó el tiempo; llegó el amor y también  la guerra,  que arrasó las almas y sembró el hambre y el dolor. Era necesario partir, buscar nuevos rumbos y alcanzar horizontes lejanos. Y así, con el amor y las esperanzas intactas, cruzaron el inmenso mar para comenzar una nueva vida. Los recuerdos guardados en una pequeña valija de cartón.

              La vida les sonrió algunas veces y los castigó otras. Duros años de trabajo y sacrificio dejaron su huella en su rostro, en sus manos, en su frágil cuerpo. Pero el sueño se cumplió. Crió a sus hijos que hoy la rodean y colman de amor. Aunque ella nunca pudo olvidar sus raíces y transmitió a su familia el amor por la Madre Patria. Las comidas, los refranes, el acento en su voz, los bailes y las canciones llenaban de gozo la mesa familiar.

                Nunca pudo retornar a su España natal. Los años pasaron con su carga de alegrías y sinsabores.  Su amado ya partió y quizás la espere allá, entre los cerros y los valles. Pero como la vida en su fluir constante nos brinda un remolino imparable de sorpresas, su nieta mayor ha decidido explorar el Viejo Mundo y ahora  le manda fotos desde ese lugar que ella tanto ha añorado. Le relata con alegría sus experiencias de inmigrante argentina en esa querida tierra de sus ancestros que hoy la cobija. A través de los ojos y oídos de la nieta, la abuela revive esos aires andaluces, esos cantares y costumbres que forjaron su espíritu allá lejos y hace tanto tiempo, y una sonrisa triste y nostálgica ilumina su ajado rostro.

 

(*) El relato “Nuevos rumbos” de Alicia Cristina Brunkorst recibió una mención en el concurso Valijas con Historia (tercera edición) organizado por la Dirección Municipal para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Podés ver el resto de los relatos premiados acá.