MAR DEL PLATA

150 AÑOS

 

Un sueño cumplido

Por Bolonik

Avelino cerró los ojos. Ya no quería escuchar que le dijeran lo que debía hacer.

Su ensoñación lo llevo lejos, a su Tuy natal, jugando poco.... trabajando mucho, a pesar de corta edad.

A mamá Dolores, que casi no podía recordar porque a sus apenas 13 años lo enviaron con su tío a ¨la tierra prometida¨.

Todavía recordaba cómo se alejaba su barco de Vigo, con el corazón arrugado, pero con la esperanza, como tantos, de una vida maravillosa, casi mágica.

Y llegó a Buenos Aires. Aprendió con su tío el oficio de carnicero.

Le gustaba esta vida, donde ya no pasaba hambre, donde había trabajos para todos, donde había más españoles que en su tierra.

Un verano lo contrataron para ir a trabajar la temporada a Mar del Plata. Fueron pocos esos veranos transitorios, porque en uno de ellos conoció al amor de su vida, también española y de un pueblo vecino al suyo.

Formó una hermosa familia, hijos, nietos y amigos......muchos amigos.

Y se quedó para siempre en Mar del Plata. Enamoradísimo de la ciudad que le dio tanto, agradecía cada día el vivir en esta bendita tierra.

Viajó a España, pero siempre deseando volver pronto a su querida Mardel.

Avelino cerró sus ojos…y se durmió para siempre, pero un ángel se me acerco y me susurró al oído lo que paso por su mente antes de dejar esta tierra: es lo que acabo de contar.

 

* Relato enviado por Silvia Esther Miguez para participar del concurso Valijas con Historia II, organizado por la Dirección General para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de General Pueryredon.

Para acceder al resto de los textos, seguir este enlace.