MAR DEL PLATA

150 AÑOS

 

Del Adriático al Atlántico

Por Monte de Arce (*)           

Me lo contó mi nonna Rossina:

Ya tenían tres hijos… Concepción, Félix y Manuel.

Fue cuando su esposo Giuseppe se lanzó a “hacer la América”.

Pasaron largos meses hasta reunir el dinero suficiente para los pasajes y requerir a Rossina a su lado.

Ella, en su pueblito Bitonto, de la provincia de Bari, (Puglia-Italia) preparaba sendos baúles con el ajuar. Alternaba tareas domesticas con la recolección de las aceitunas que los cosechadores dejaban como por descuido - en las ramas, o caídas al pie de los olivares - y así poder aumentar, con su venta, sus exiguos ahorros. Dejaría atrás padres, seis hermanas y un hermano.

Concertaría el viaje desde el Puerto de Bari al Puerto de Buenos Aires, en el “Principessa Mafalda”. Así lo comunicó a su esposo en demorada carta, vía marítima, pues las comunicaciones de la época así lo exigían. Ni teléfonos, ni aviones, ni mails.

Giuseppe trabaja esforzadamentre en una estancia de los alrededores de Mar del Plata, adicionando cariño y admiración de los patrones por su ahínco y conducta.

Por razones fortuitas, Rossina pierde ese barco y parte en el crucero siguiente.

Entre tanto, Giuseppe ignora el cambio y al llegar a Buenos Aires se entera que el “Principessa Mafalda” había naufragado. Su familia no figuraba ni en la lista de los rescatados ni en la de los desaparecidos.

Cuentan que golpeaba su cabeza contra la pared de desesperación. Sin consuelo, se vuelve a Mar del Plata, al campo, a sus tareas, desmalezando jardines, podando árboles…

Tras interminable travesía, arriba Rossina, con sus tres niños y su baúles, al Puerto de Buenos Aires y ¡Oh, sorpresa! ¡Nadie la espera!.

Hace noche en  el Hotel de los Inmigrantes y resuelta, se toma el tren a Mar del Plata. Otra aventura. Vadean lo que parece un inmenso lago (Cuenca del Salado) ¡Pronta sube los baúles a los asientos y sobre éstos a los niños para que no se empapen!. El tren avanza lentamente para evitar mojar los maderos que alimentan la caldera de la locomotora.

Giuseppe se entera que en la ciudad lo espera una azorada Rossina y los tres pequeños.

 ¡Volaba en su carruaje a caballo con tan preciosa carga rumbo al destino final en la Estancia!.

Tuvieron siete hijos más: Clara, Vicente, José, Rosa, Miguel, María Juliana y Juan. Pero eso será otra historia.

 

* Relato enviado por Ludvin Sonia Montarcé para participar del concurso Valijas con Historia II, organizado por la Dirección General para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de General Pueryredon.

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