MAR DEL PLATA

150 AÑOS

Aulas con memoria: novelas y cuentos

 

Respiración artificial, de Ricardo Piglia
 
Fue publicado en 1980 e instantáneamente censurado. El joven escritor Emilio Renzi –que reaparecerá luego en otras obras de Piglia- ha escrito su primer libro, la narración conjetural de una historia que circulaba en su familia en varias versiones. Y es entonces, tras la publicación de aquel relato de equívocas traiciones y castigos, cuando Renzi conoce por fin al protagonista, su tío Marcelo Maggi.
 
El beso de la mujer araña, de Manuel Puig
 
Publicada en 1976, también fue rápidamente prohibida. La historia gira en torno a dos prisioneros se encuentran obligados a convivir, enfrentando el desafío de atravesar sus diferencias. Temáticas controversiales para el contexto histórico que se vivía, como la homosexualidad, la política y los ideales, convirtieron a esta obra en un foco de peligro desde la mirada de la dictadura, primando este “riesgo” por sobre la propuesta de escritura vanguardista que ofrecía el autor.
 
Alguien que anda por ahí, de Julio Cortazar
 
Publicado en 1977 e instantáneamente censurado. Es una compilación de once cuentos quizá no tan conocidos, pero que al igual que en el resto, Cortázar deslumbra con una pluma elegante y sofisticada. La justificación censura se centró en que sus relatos trataban de reflejar una Argentina melancólica, con historias trágicas, de suspenso y policíacas, así como de corrupción y burocracia. La antología reúne los siguientes cuentos: “Cambio de luces”, “Vientos alisios”, “Segunda vez”, “Usted se tendió a su lado”, “En nombre de Boby”, entre otros.
 
Ganarse la muerte, de Griselda Gambaro
 
Publicado en 1976 y prohibida por la dictadura militar en 1977. La muerte en esta novela es el trofeo de la vida. Llega, si es merecida, a los que saben apropiársela, sin que, como advierte la autora, “nadie la coloque sobre nuestra cabeza como una vergüenza irreversible”. De eso se trata Ganarse la muerte, de una carrera inconsciente para derribar o asumir un sistema.
 
Trilogía Serie La casa de los conejos, de María Laura Alcoba
 
Serie de libros escrita en la que Laura Alcoba se basa en hechos autobiográficos para narrar el impacto que los hechos políticos, sociales y culturales producidos en Argentina en las décadas del 70 y el 80 -militancias políticas, dictadura y exilio incluidos- tuvieron en la vida de una niña, luego devenida en adolescente y finalmente en mujer adulta.
 
La trilogía incluye La casa de los conejos, novela inicial en la que se narra la historia de una niña que vive en la clandestinidad con su madre en una casa de La Plata donde se imprimía el periódico Evita Montonera. A medida que la dictadura se endurece, el terror invade a la madre, que finalmente decide exiliarse en París. El volumen se completa con las dos novelas posteriores que Alcoba publicó, continuado con su propia historia: El azul de las abejas -2013-y La danza de la araña -2018-.
 
La memoria de los seres perdidos, de Jordi Sierra I Fabra
 
Sabiéndose argentina de nacimiento, Estela crece en España, en el seno de una familia tradicional. Apenas iniciado el relato, la conocemos feliz, enamorada de Miguel, pilar de su vida, motor de todos sus proyectos. La vida de Estela se verá transformada cuando aparezca una mujer que, presentándose como su tía, vendrá a develarle la verdad acerca de su origen.
 
Estela es hija de una pareja de desaparecidos durante la última dictadura militar en la Argentina. Esta tremenda revelación llevará a Estela a la búsqueda de la verdad acerca de su pasado, para poder así construir y pensar su futuro.
 
Con la muerte a cuestas, de Gabriela Urrutibehety 
 
Ambientada en un pueblo de la costa bonaerense, esta novela tiene -para los y las lectores de ciudades turísticas como Mar del Plata- el atractivo de lo reconocible, lo identificable, lo propio. Urrutibehety pone en palabras “una historia que nadie quiere contar”, como dice Guillermo Orsi en el prólogo. Para ello, elige como narradora a una anciana que, postrada en su cama, necesita contar antes de morir lo que sucedió con Raúl Marelli: sus silencios, su pasividad, su resignada espera. Y también con la hija mayor de Raúl, su secuestro y desaparición. Y con la esposa de Raúl, Tencha, sus viajes semanales a Buenos Aires para marchar con otras madres alrededor de una pirámide. Una novela que nos habla de distintas maneras de enfrentar el horror, las ausencias y los quiebres (individuales y colectivos) que trajo aparejados la dictadura.
 
Hay unos tipos abajo, de Antonio Dal Masetto
 
La noche previa a la final del Mundial de Fútbol, Argentina vs. Holanda, Pablo -un modesto periodista que se gana el pan omitiendo más que describiendo lo que pasa– recibe una mala noticia: su amiga Ana le transmite que hay unos sospechosos al pie del edificio donde vive. La mezcla de sensaciones produce una de esas fijezas angustiosas en las que se revelan la sospecha, la certidumbre y el delirio. Con una admirable economía de recursos, con psicología pero también con sutileza, Dal Masetto describe la paranoia, el miedo y el horror de una época.
 
Dos veces junio, de Martín Kohan 
 
“¿A partir de qué edad se puede empezar a torturar a un niño?”. La pregunta da lugar a una de las líneas temporales que desarrolla Kohan en su novela y da cuenta, también, del tono de este libro. La novela se ubica en dos momentos de la historia argentina: una, la del seleccionado nacional de fútbol durante el Mundial del ’78, frente a la selección italiana. En este caso el protagonista es un conscripto, chofer del doctor Mesiano, médico encargado de “supervisar” las torturas en un centro clandestino de detención. El segundo momento es durante 1982, después de la guerra de Malvinas. Un libro duro pero necesario, en el que Kohan utiliza distintas voces -un medico, un conscripto, un cuaderno con faltas de ortografía- para recrear la época de la dictadura sin contemplaciones ni benevolencia.
 
Una muchacha muy bella, de Julián López
 
Un texto que destila belleza, amor y poesía. En él, López recrea el mundo de la infancia en los años setenta, en la que también niñas y niños aprendieron que un secreto vale muchas vidas. Un niño cuenta cómo era su madre y en ella encuentra el abrazo cariñoso y el deseo de crear para su hijo una vida mejor, pero también encontrará el ímpetu y la fuerza de una mujer sola en el mundo, la sensualidad de la juventud, el misterio de quienes tienen una misión y andan con el rastro a cuestas. Una novela en la que la experiencia histórica y social libra su conflicto con la experiencia individual de la pérdida.
 
El colectivo, de Eugenia Almeida 
 
“Hace tres noches que el colectivo pasa sin abrir la puerta”. Con esa frase clara, serena, pero sin dudas, inquietante, comienza la primera novela de la escritora cordobesa. La historia cuenta que en un pequeño y tranquilo pueblo de provincias, a mediados de los setenta, el colectivo deja de parar. A medida que el tiempo pasa, comienza a haber todo tipo de conjeturas. La alteración de la rutina evapora la armonía, la hipocresía se resiente, y salen a la luz envidias, penas y temores tantos años acallados. El chivo expiatorio será una pareja de jóvenes que llegó de la ciudad y está de paso en el hotel. Son un cuerpo extraño en ese lugar, y son quienes más se desesperan por no poder abandonarlo. Quizás es pura impaciencia, aunque en verdad parecen tener muy buenas razones para querer huir rápidamente de allí.
 
El negro de París, de Osvaldo Soriano 
 
En esta novela, el también autor de Cuarteles de invierno narra la historia es un niño argentino que debe abandonar su país junto con sus padres durante la dictadura militar de 1976. La familia se va a Francia pero tiene que dejar en Buenos Aires a la mascota del nene, la gatita Pulqui. Instalado en París, el niño tendrá que aprender un nuevo idioma, adaptarse a una nueva escuela y buscar nuevos amigos en una ciudad desconocida y diferente. Allí conocerá al Negro, un gato tranquilo y distante, de misteriosos poderes, con el que emprenderá un viaje a través de los tejados, que lo llevará hasta la Torre Eiffel. Desde lo alto de la torre podrá ver lo que sólo puede verse con la mirada del Negro: su patria, Buenos Aires al otro lado del mar.
Novelas juveniles
 
El año de la vaca, de Márgara Averbach 
 
Narrado a seis voces -tres varones y tres mujeres- el libro parte de la llegada de Juana -Averbach en su adolescencia- a una escuela secundaria. La “nueva” compañera se convierte en objeto de burla de sus compañeros, que la apodan “la Vaca”. Pero todo cambiará cuando la jovencita descubra, gracias a sus poderes extrasensoriales, que su compañera Nadia se llama en realidad Celeste y tiene una historia diferente a la que le contaron.
 
Con un profundo conocimiento de la psicología adolescente, Averbach logra atrapar a sus lectores y hacerlos reflexionar sobre lo sucedido en la Argentina, el derecho a la identidad y el bullying. El texto recibió el Primer Premio para Cuento Infantil de las Madres de Plaza de Mayo (1992) y fue Destacado de ALIJA 2004.
Matilde, de Carola Martínez Arroyo -Editorial Norma, colección Zona Libre
 
Matilde, de Carola Martínez Arroyo
 
Una niña, en Chile, que espera a su padre. Una historia sin fronteras. Novela que narra la historia de una niña de 8 años que, entre trenzas apretadas, zapatos de charol y figuritas de Sarah Kay, espera a su papá. No sabe dónde está, pero sí sabe que no puede contarle a nadie de su ausencia. Y aunque pregunta, su abuela y su mamá no tienen palabras que expliquen lo que pasa.
 
Martínez Arroyo nos habla de un Chile convulsionado y violento pero también de una historia universal: la del terror que embarga a una sociedad cuando se pone en marcha el aparato represor y genocida del Estado. Para Matilde, las respuestas solo llegarán con la ayuda del tiempo, la verdad y la justicia. En Matilde estamos representados todas y todos.
 
La torre de cubos, Laura Devetach
 
Publicado en 1964 y prohibido en 1978. Este libro tiene muchas historias. En ellas se pueden encontrar mundos escondidos en torres de cubos y en dibujos hechos en la pared, y personajes inquietos y divertidos, como un deshollinador, un monigote de carbón y tres marineros de papel. En estos relatos todo puede suceder, como que Bartolo tenga una planta que dé cuadernos o que a Mauricio en vez de palabras le salgan silbidos de locomotora a través de la boca. Todas estas son historias inolvidables, llenas de fantasía, de belleza, de libertad.
 
El libro de los chicos enamorados, Elsa Bornemann
 
Publicado en 1977 e instantáneamente censurado. "Y para ustedes soñé, imaginé, quise y escribí este libro, donde van a encontrar poemas que cantan o lloran las distintas sensaciones que produce el amor-niño, agrupados para que fácilmente puedan elegir uno, según tengan ganas de declararse, enojarse, amigarse...", escribió la Profesora en Letras y precursora de la literatura infantil, Elsa Bornemann en el inicio de su libro. De la misma autora también serían prohibidos "Un elefante ocupa mucho espacio", "El año verde" y "El caso Gaspar".
 
El pueblo que no quería ser gris, de Beatriz Doumerc
 
Publicado en 1975 y prohibido en 1976. El pueblo que no quería ser gris es la historia de “un rey grande en un país chiquito. En el país chiquito vivían hombres, mujeres y niños. Pero el rey nunca hablaba con ellos, solamente les ordenaba. Un día ese rey ordenó que todo el pueblo pinte su casa de gris y todos lo hicieron, “todos menos uno; uno que estaba sentado mirando el cielo, y vio pasar una paloma roja, azul y blanca”, y decidió pintar de esos colores su casa. Poco a poco el resto de los habitantes del pueblo fue imitando esa actitud, hasta que finalmente todo el pueblo dejó de ser gris.