Silvia Uchima, encargada de la actividad, relató cómo surgió este espacio: “Este taller comenzó 

en 2009, después de un encuentro de ceramistas que se hizo en la zona de Chapadmalal con el

objetivo de armar un lugar de producción. Primero arrancamos en el galpón de los tractores 

y después se propuso hacer una ampliación, de la cual participamos y ayudamos en los 

gastos”. En la actualidad el taller tiene una matrícula "importante", con 15 o 20 alumnas, de 

las cuales "gran parte nos acompañan desde el principio”.

Además de estar en la sede de Los Lobos todos los miércoles de 10 a 12 hasta abril, durante el invierno 

también hay talleres en Santa Rosa (lunes 9:30 a 11:30), y en el Bosque de Peralta Ramos 

(lunes 14 a 18). 

En cuanto a las actividades propias del taller, la profesora explicó: “Básicamente lo que 

hacemos es producir. Acá se hacen cazuelas, vasijas y demás elementos en cerámica, que 

una vez terminadas son vendidas por las propias alumnas en diferentes ferias. El trabajo que 

hacemos, gracias a la infraestructura con la que contamos, facilita muchas cosas”.

También comentó su felicidad por la posibilidad de trabajar durante los meses de verano: “Lo bueno 

de tener esta continuidad durante estos dos meses es que la venta es mucho mayor. Un porcentaje 

va para cada alumna y el resto se invierte en el taller. Compramos esmaltes, pastas, todo lo 

necesario para realizar la producción. Esto ha sido así desde el inicio del taller y nos ha 

permitido hasta comprar un horno para trabajar”.

Por su parte, analizó la evolución del taller y del Programa Educativo Barrial en estos últimos 

seis años: “La actividad ha crecido muchísimo desde 2009, y el programa para mi es fabuloso. 

Primero porque llega a barrios, como este, en donde la gente no tiene acceso. Este es el único 

taller de producción en cerámica que hay en la ciudad y lo bueno es que el barrio participa 

mucho. Además es una forma de ayudarlos económicamente, de que en su propio lugar 

puedan armar un micro emprendimiento. Al estar tan lejos de Mar del Plata, se nuclea mucha 

gente del sur, del Alfar, del bosque Peralta Ramos, del Faro a la que le es muy difícil ir hasta 

zonas céntricas”. Y reflexionó: “Estoy muy agradecida y me encanta el trabajo que hacen. Ojalá 

pueda servir como ejemplo y que funcione en otras ciudades”